Hoy hemos completado nuestro “viaje” sobre la situación de la Congregación y, en su relación, la Hna. Anna Caiazza nos ha exhortado a no dejar nunca de creer en el futuro.
A continuación, el economista Luigino Bruni, nos planteó muchos retos con su ponencia sobre:» los carismas, sus obras, sus bienes, su pobreza». Los carismas son fuente de vitalidad para la Iglesia y están destinados al bien común. A menudo pensamos en el carisma como un don religioso, pero debe afectar a todos los aspectos de la vida pública, por lo tanto también a la economía, a la sociedad… Sin embargo, si permanecemos apegados a las obras del pasado o no gestionamos sabiamente las propiedades, no podemos responder carismáticamente a las necesidades de hoy.
Subrayó también la espiritualidad de la pobreza como profecía y comunión, siguiendo a Jesús, que tenía un profundo amor por los niños y los pobres. Muchas veces decimos “bienaventurados los pobres en espíritu para justificar nuestra búsqueda de confort y bienes, pero el Señor dice “bienaventurados los pobres” porque son verdaderamente pobres, dependientes de Dios y de los demás.
Finalmente, Hna. Annamaria Gasser, ecónoma general, nos guió a comprender nuestra situación económica en el contexto de los últimos cuatro años, marcados por la pandemia de Covid, y las orientaciones actuales de la Iglesia.