Queridas hermanas, con gran emoción abro los trabajos de esta Asamblea Intercapitular, que se sitúa en un momento importante de nuestro compromiso de gobierno y en el corazón de tantos proyectos en curso.
Gracia y paz a ustedes, hermanas, amadas de Dios, llamadas a ser santas juntas… Este saludo, muy “paulino”, quiere expresar el agradecimiento y la alegría de las hermanas del gobierno y mío por tenerlas aquí para compartir la realidad y los sueños, los esfuerzos y las esperanzas, crecer en conocimiento y en todo tipo de discernimiento, para distinguir siempre lo mejor… (cf. 1Cor 1,1-4; Fil 1,9).
Nos recibe en esta hermosa sala, nuestro “icono”, la Primera Maestra Tecla, con su sonrisa y sus brazos abiertos: para acogernos a sus Hijas, para custodiarnos, inspirarnos y exhortarnos a no tener miedo, a mirar hacia adelante movidas por el Espíritu, a ser compañeras de un pueblo en camino.
Estoy cierta que viviremos los próximos días en un clima de comunión y confianza recíproca, en una actitud de humilde escucha, de libertad, de disponibilidad para verificar pero también para acoger la exigencia de futuro que emerge de nuestros contextos de vida. Y trabajaremos juntas sin olvidar nunca la humanidad a la que somos enviadas, manteniéndonos «en camino por las calles del mundo, con mirada contemplativa y llenos de empatía hacia los hombres y mujeres de nuestro tiempo, hambrientos de la Buena Noticia del Evangelio»[1], como nos ha exhortado el Papa Francisco.
Nos ayudarán a ello los informes que escucharemos, las conversaciones entre nosotras, la presencia de los invitados que tendremos, presenciales y online, lo que ocurrirá a nuestro alrededor y fuera de este “oasis” en que estamos.
Sintamos la oración y la cercanía de todas las hermanas de la congregación, especialmente de las enfermas y ancianas, que se ofrecen e interceden por nosotras, para que el Intercapitular sea un acontecimiento de gracia, de grandes bendiciones, de esperanza. Y sabemos que toda la Familia Paulina esta unida en oración por nosotras.
Quisiera también expresar, en nombre de todas, mi agradecimiento a las hermanas de la Comisión encargada de preparar el Intercapítulo: Hna. Gabriella Collesei, Hna. Anuarite Muadi Kanda, Hna. Rosa Ramalho, y las consejeras generales Hna. Micaela Pae y Hna. Shalimar Rubia. Gracias también a Hna. Marta Finotelli sjbp, que acompañó a la etapa inicial a la Comisión Preparatoria.
Gracias a Hna. Marlene y a las hermanas de Cidade Regina y Paulinas Central por la cálida acogida, por los cuidados, por los numerosos servicios. Gracias a cuantas de nosotras hemos asumido pequeñas/grandes tareas para animar nuestros días.
La Asamblea Intercapitular es, después del Capítulo General, la reunión más importante del sexenio. En la carta de convocatoria del 6 de enero de 2023, recordé que la finalidad de la Asamblea Intercapitular -que suele tener lugar a mitad de camino entre un Capítulo General y el siguiente- se convoca con los objetivos indicados en el artículo 176 de las Constituciones:
- verificar a asunción de las orientaciones surgidas en el último Capítulo General;
- tratar argumentos importantes y urgentes;
- centrarse en la planificación, identificando eventuales prioridades para el camino.
Los miembros de la Asamblea Intercapitular son, de derecho, las hermanas del gobierno general y las superioras de las diversas circunscripciones
Participa, por invitación, la superiora de la Casa general. El superior de la Casa General participa por invitación. Las superioras de las otras Casas dependientes se conectarán vía zoom cuando sea importante su presencia. También está prevista la participación de las jóvenes de la Consulta Internacional o de la Comisión de la Esperanza, de la misma manera y para temas particulares. Con mucha alegría tenemos con nosotras a un miembro de la Consulta, Hna. Emily Beata Marsh, en su calidad de traductora para la lengua inglesa.
Como sabemos, la asamblea intercapitular no tiene poder para promulgar nuevas leyes, pero sin duda lo que salga de una asamblea tan calificada, como la nuestra, guiará el camino de toda la congregación.
En los próximos días estaremos llamadas a hacer una lectura “sapiencial” de nuestra realidad, presente y e próxima, escuchando qué dice el Espíritu. El Espíritu Santo no se impone: urge, invita, convence y consuela. Nos permite percibir “el rumor de los pasos de Dios” en los acontecimientos de la vida cotidiana y reconocer los interrogantes que Dios y la humanidad plantean en los surcos de la historia. Hace soñar lo que parece imposible, generar lo “nuevo”, saborear sus frutos en la comunión.
El tema del Intercapítulo, «Transformadas por el Espíritu, caminamos juntas para generar vida», en continuidad con el del 11º Capítulo General, nos empuja precisamente en esta dirección.
El Espíritu es la fuente de la auténtica transformación; es el verdadero protagonista del cambio y actúa con sabia creatividad. Su acción, sin embargo, comienza siempre desde dentro, desde lo más profundo de nosotras: «Ustedes lo conocen porque el permanece con ustedes y estará con ustedes» (Jn 14,17). Él es una presencia viva en nosotras y nos envuelve gradualmente en un proceso de “vida nueva”. Si lo dejamos actuar, crea una armonía profunda: « Es Él quien pone orden en el frenesí. Él es la paz en la inquietud, la confianza en el desaliento, la alegría en la tristeza, la juventud en la vejez, el valor en la prueba […]. Él es el Consolador que nos transmite la ternura de Dios […]»[2].
En estos días de Intercapítulo, abandonémonos confiadamente a su acción, recordando que estamos llamadas -hoy más que nunca- a ser mujeres del Espíritu, mujeres profundamente espirituales y, por tanto, profundamente humanas. Para ser “vientres” generadores de vida.
La generatividad no es un hecho individual, sino sinodal. El Espíritu nos impulsa como comunidad a vivir el exigente camino de convertirnos en mujeres consagradas generadoras de vida.
Todas sentimos la necesidad de una renovación profunda, que devuelva la autenticidad a nuestra vida y la fecundidad a la misión. Las estrategias, programas, proyectos… son importantes, pero se nos pide, hoy, escuchar dócilmente al Espíritu de Dios, estar disponibles y abiertas a su acción transformadora en nuestra vida y en la de la congregación.
Al tema de la “generatividad” me gusta asociar el de testimoniar la “belleza” de estar consagrada a Él. Si Dios es bello -y el Señor Jesús «es el más bello entre los hijos del hombre» –, ser consagrado a Él es bello. No hay crisis vocacional donde hay consagrados y consagradas capaces de transmitir, con su testimonio, la belleza de la consagración.
Cuando el Papa habla de la vida consagrada, subraya otro aspecto de la fecundidad y de la belleza: «la alegría, la alegría…»[3]. Y quien ha encontrado al Señor y lo sigue fielmente – dice – es mensajero de la alegría del Espíritu. La alegría está, pues, unida a la fecundidad: ¡es una excelente promotora vocacional!
Queridas hermanas, tomando prestadas las palabras pronunciadas por el Papa Francisco al inicio del proceso sinodal, que estos días de Intercapítulo sea «¡un tiempo habitado por el Espíritu! Porque necesitamos del Espíritu, soplo siempre nuevo de Dios, que nos libera de toda cerrazón, reaviva lo muerto, desata las cadenas, contagia la alegría».
Que esto nos obtenga la poderosa intercesión de Primer Maestro y Maestra Tecla, cuya existencia fue “habitada” por el Espíritu, y por ello se convirtieron en profetas de vida y esperanza, siempre proyectados en la dirección de lo que viene de Dios.
Buen Intercapítulo a todas
Hna. Anna Caiazza
Superiora general
Città Regina, 5 de septiembre de 2023
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[1] Francisco a las Capitulares fsp.
[2] Francisco, Homilía en la solemnidad de Pentecostés, 9 de junio de 2019.
[3] Francisco, Auténticos y coherentes, Papa Francisco habla de la belleza de la consagración, [Encuentro con los Seminaristas y Novicios y las Novicias, Roma, 6 de julio de 2013], en: L’Osservatore Romano, lunedì-martedì 8-9 luglio 2013, CLIII (155), 6.